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1 A las tentaciones, ' y mo 4'otra Cosa alguna, res=. pondia; ,, ahora vamos bien: pero yo me digo », ¿mi mismo, prevente, prevente para la bata- s, Ma,que el enemigo no duerme. ¿Porque quien 3, ha visto, que teniendo presente A el enemi-. 7» go, el contrario no se desvele? ¿Por ven» yy UTA, si viesemos, que cerca de nosotros y havia uno, que con el cuchillo en la mano, y» levantado ya el brazo, nos amenazaba para »y dar el golpe, no procurariamos impedirsele », Pues 4 este modo sucede con nuestra carne 3 enemigo declarado del espiritu. “ Dixo es; fas cosas -con tanto fervor, y eficacia de su corazon en conversacion espiritual con otros buenos Religiosos sus confidentes, que los dexó a todos asombrados. Con este justo. con= cepto dela malicia de nuestros" enémigos, y de la miseria de nuestra carne, se previno desde los principios de su entrada en la Re: Jigion con la mortificacion, ayunos, disciplis mas, vigilias, y otras penalidades. Nunca des» mayó en. esta praética, antes bien emprendió el rigoroso camino de una asombrosa absti. nencia, y mortificacion. Como hai:en el mun< do una ingeniosa concupiscencia, cuyas ideas | miran

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