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6 a y en este tiempo, pareciendole, que al« guno lo miraba con atencion, solia decir son= riendose: ,, ¿que tal? ¿me sienta bien? “* pero volviendo la hoja, decia: ,, no se que tiene 5, aquel habito, que dexé, que solo con el'me », acomodo, por lo corto, y ajustado, que me ,, esca.“ En su ultima enfermedad le man. darón poñer un gorro, y apenas-entraba algu- no a verlo, que fuese de su satisfaccion , Te decia muy serio: ,, soy, amigo, gran Caballe- ,, ro, mireme V.C. con mi gorro, que parez- 5, co un Cardenal. “* Jamas se le oyó en su boca la menor memoria de los bienes de fore. tuna, y de lasesperanzas, que havia sacrificado, para entrar cn la Religion. Tal yez puede cacr en una miserable vanidad una persona con- sagrada a Dios, Tenerse por grande, porque no ha querido* serlo, reproducir en el teatro del mundo la nobleza, y valor. de sus antez pasados, es, dice San Bernardo pecar en la escuela de la humildad” contra los primeros elementos de ella. En lugar de quedar des. conocidos a sús propios ojos, y ocultos 4 los de los demas, tener empeño, que sepan todos, que pudiendo hacer. un papel distinguido Pp : €

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