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—2— la disolucion (1). La esperanza es la que nos ha de sos- tener firmes en medio del torbellino de estos tiempos des- eg graciados, en los cuales la incredulidad hija del orgullo, y amiga inseparable de la concupiscencia y de la lujuria va con engafio y artificio insinuandose por todas partes, y diciendo ‘que gocemos- del mundo presente, y hagamos poco caso de las promesas (2). ;Ah! En todo tiempo y 4 cada hora pen- - semos que sin la gracia del cielo nada podemos para nuestra salvacion, y esperando en Dios como en nuestro Padre, te- méfmoslo siempre como 4 nuestro Juez. - MAXIMAS. La esperanza es una virtud que nos hace mirar todo lo terreno como nada, comparado con los bienes venideros. Quien tiene esta virtud, hace milagros, milagros de la gra- cia divina. Bienaventurado el hombre, dice el Espiritu San- to, que no esperdé en los tesoros ni en el dinero. gQuién es este, y lo alabaremos? porque hizo maravillas en su vida (8). AFECTOS. ‘ O corazon dulcisimo de Maria, en ti est’ mi esperanza pues sé que tu Hijo sacratisimo no quiso hacer el primer milagro en el érden de la gracia sino por medio de ti, san- (1) Ephes. cap. 4. v. 19. (2) ryeaee in novissimis diebus illusores justa proprias concupis- cencias ambulantes, dicentes: jubi est promissiv? (2.° Petr. Cap. 3. y. 3. 4.) (8) Eecit. cap. 81. v. 8. 9.
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