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acs Bl ies contemplar sus bellezas celestiales! El Hijo de Dios es el sacerdote dé ‘este santuario; ‘pero el Corazon de Marfa es el'altar donde arde sin cesar él fuego del amor divino, dan- dole’ella misma 4 cada instante nuevo péibulo con la con- templacion de las obras de su misericordia, y no permi- tiendo que haya en él sino oro purisimo de virginidad, incienso escogido de oracion, y holocausto continuo de profundisima humildad. No se ve en ella otra Mama sino la del Espiritu Santo, nise pereibe mas fuego que el del amor divino, que ha compenetrado su Corazon con mas intensi- dad que el fuego se apodera del acero rosiente: (1) y por esto 8 la esposa de Dios, la madre de Cristo, el templo del Salvador, y el sagrario del Espiritu Santo, su paloma her- mosa, el sellode la fe, la reparacion de Eva, la entrada de la vida, y la puerta del cielo. (2) Al contemplar por tanto esta dicha inefable que cupo al Coracon de Maria de ser consagrado en templo animado por la presencia del Verbo divino, hemos de tener presen- te dos cosas para nuestro consuelo y provecho: la primera es, que aunque este templo esté todo ocupado por la pre- sencia del Hijo de Dios; hay todavia un lugar en él para los que quieran entrar 4 implorar las misericordias del Al- tisimo, lo que no hemos de perder jamas de yista para no desfallecer en presencia de nuestra indignidad; porque Maria abre el seno de su misericordia 4 todoslos hombres sin, exceptuar ninguno, para que reciban las gracias que (1) Velut ignis ferram, eam Spiritus Sanctus totam decoxit, incan- duit, et ignivit. (B. fldephons. Serm. 1° de Virgin. Assumption. ) (2) Estigitur “Maria sponsa Domini, matér Christi, conditoris templum, /Spiritus Sancti sacrarium, signaculum fidei, reparatio ae janua Cali. (id. Serm. 4, de Assumption. Virgin)
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