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pees jCon cudnta solidez quiso Dios que se -colocaran los ci- mientos de este templo! ;Cudntas preciosidades mandé que se emplearan para su construccion! Sobre los mérmoles mas exquisitos iban las maderas incorruptibles, y sobre estas el oro mas puro, pulimentado y laboreado con todo primor, no exigiendo Dios menos que esto, para colocor en esta casa el arca de la alianza y el sagrado propiciatorio, desde donde recibia el incienso del sacrificio, ofa los c&nticos de alaban- za que se dirigian 4 su nombre, contemplaba la pureza de las oblaciones, contaba el nfimero de los holocaustos, acep- taba las victimas, perdonaba los pecados, aplacaba sus iras y derramaba sus misericordias. Sin embargo, el mismo tem- plo con cuantas preciosidades encerraba, el altar del oro con los aromas que en él se quemaban, y cuantas ceremonias y solemnidades se celebran ensu sagrado recintoyno eran mas que una figura, porque la ley antigua solo tenia la sombra de los bienes venideros (1). Tantos tesoros como aglomera- ra David para realizar esta obra maravillosa, y tanta sabi- duria como mostré Salomon para Ilevarla 4 cabo, no.eran sino una leve figura de las riquezas que Dios tenia dispues- tas desde la eternidad para labrar con la virtud y sabidu- ria de su Hijo un templo animado, en el cual morase eter- namente, y en cuyo augusto recinto se verificasen las obras mas portentosas de la misericordia del Padre, de la sabidu- ria del Hijo y del amor del Espiritu Santo. 4 ’ Era la Virgen Maria la realizacion de cuantos simbolos ae contenfa el antiguo taberndculo, y, el verdadero templo que la sabiduria eterna edificé para si, colocando en él siete c co- a (1) Umbram enim habens lex futurorum bonorum. (Hebr. cap. 10. / W.c8*

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