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a de nuestra alma, y si ‘tuviere ‘alguna deformidad, que ee ga indigna del amor del Espiritu divino, lavémosla en las aguas de la penitencia, Sg ma de una vez con el mun-_ do, Let he eds con | Dios. eed i MAXIMAS. Hay un camino llano, espacioso, y rodeado todo de flores, y muchos son los que marchan por él, embriagandose cada vez mas en sus venenosos contornos: otro hay estrecho, y lleno de espinas, y apenas alguno que otro anda por él. El primero lleva d la perdicion: (1) ylos que andan por el, dan el tltimo paso diciendo: hemos errado del camino de la ver- dad (2), El. segundo conduee & la vida: mas el que 1o con- cluye, va alegre levando su manojo de frutos, y diciendo: segado he mi mirra con mis aromas. (3). wae - APECTOS. ~ Ocorazon virginal donde no moré mas que el Espiritu Santo, manifiestate 4 todos los hombres para que vean que si est4s coronado de flores, son todas ellas azucenas de ino- cencia, lirios de soledad y rosas de amor divino, nacidas todas y qriadas entre las espinas de la vida mortificada y retirada. Haz que nazean estas flores’en mi corazon, y que siga al esposo de las almas al retiro del mundo, & la morti- (1) Mat. cap. 7. v. 18. (2) Sap. cap. 5. v. 6. (3) Cant. cap, 5. v. 1.

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