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ade ait Reparador. Luego por amor nuestro ha escogido Dios el Corazon de Maria,.para poseerlo como cosa suya, y lo ha adornado con tan sublimes perfecciones. En ella nos ha amado el Padre, por ella nos ha redimido el Hijo, y sin ella no hubiera venido 4 vivir en nuestros corazones el Espiritu Santo. Pero nosotros no correspondemos co- mo Marfa 4 tanta y tar gratuita bondad del Senor, ni es- timamos sus dones, ni apreciamos el fruto de la redencion, pues damos entrada en nuestros corazones 4 la avaricia, y & la ambicion y 4 la lujuria, y nos hacemos esclavos de las pasiones de la carne y de la soberbia del espiritu. Demos por tanto al Seiior posesion completa y total de nuestro corazon, empezando por humillarnos y recono- ciendo nuestra ingratitud en no haberlo amado, y nues- tra insensatez en habernos dado 4 las criaturas, y pidién- dole el dolor para llorar nuestros extravios. MAXIMAS, Es ley universal que de quien es la planta, sean tambien los frutos. Somos nosotros una planta del Padre celestial. gPorqué, pues, daremos los frutos de nuestro corazon 4 otro que no sea ese mismo Padre? Si damos frutos de amor, este Padre los allegaré y los colocaré en las trojes eternas del cielo: pero si no los damos, la se- gur al fin caeré sobre nosotros: y ,A donde va el arbol que no da fruto? Al fuego.
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