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— 965 — das sus potencias, y de su cuerpo con todos sus sentidos; y para no contraer jamas, ni la masligera sombra de im- pureza, ha jurado ante esias aras que renuncia aun a la mas nobley grandiosa maternidad de la tierra: por lo que, por grande y escelsa que sea la dignidad que el an- gel la propone, Maria no la admite, si no puede ser fiel al jurameuto, que ha hecho al Altisimo de ser siempre vir- gen: y justamente podemos decir que con solo este acto de virtud, elevé la Virgen su amor 4 la pureza & grado tan sublime, que se couvirtié el candor desu Corazon en una semejanza del candor de Ja luz eterna, (1) asi co- mo su humildad se habia identificado con Ja del Hijo que engendraba. Tales eran los sentimientos del Corazon de Maria, cuando Dios trataba con ella por medio de su enviado el negocio, que tenia pendiente 4 los angeles y los hom- bres de los labios de esta Virgen, y de cuya realizacion se originaria un cimulo iumeuso de gloria para Dios mismo y pura la misma Virgen. Maria vo respira sino amor de Dios, inocencia y pureza: ve tiene otro pensa- miento reflejo sobre si misma sino el desu nada; pues cuando el Angel la ilustra con toda claridad en el inefable misterio de su elevacion al desposorio con el Espiritu Santo, y de su feeundidad divina unida a la virgi- nidad perpetua, ella no se ve 4 si misma en aquel trovo de gloria y magestad, que la compete al lado de su Hijo? nas desde esa cumbre en que el angel la coloca, des- ciende, atravesando todos los coros angélicos, y todas la8 (1) Singularis Marie puritas in candorem lucis stern conversa esi, Div. Petr. Dam. Serm. 4.

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