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— 263-— da humildad, y enamorado de tan singular pureza? ;Quiéna no reconoceré en Maria a la que desde el primer mo- mento de.su existencia era Virgen en la carne, Virgen en la mente, Virgen en la profesion, santa en el cuerpo y en el alma, elegida desde la eternidad, predestinada y preparada por el altisimo, guardada por los angeles y prefigurada por los een: y eeetitn por los profetas? (1) Empezo el angel por siiniiae a Maria; déndola los epi- tetos mas relevantes, que ha oido jamés criatura alguna, y concluyé descubriéndola los designios que Dios tenia ‘sobre ella: mas apenas la dirigié las primeras palabras, _ ‘se hicieron elaros y manifiestos los sentimientos de hu- mildad profundisima, que abrigaba en su Corazon; y no bien la revelé en toda su estension la dicha que le iba 4 _ eaber de ser madre del Salvador, se manifestaron tam- bien los de pureza y virginidad que la animaban.: No la turba la vista del angel, pues /a veian 4 cada paso los es- piritus soberanos, sino la noticia que la da de sus propias escelencias, que ella iguoraba: porque acostumbran los hnmildes 4 vivir siempre escondidos en su ignorancia, y no aciertan 4 dar crédito 4las grandezas que se les anun- cian. La elevacion de Dios, su bondad y sus infinitas perfecciones se presentaron al entendimiento de Maria, y al mismo tiempo vié su propia pequeiiez y bajeza, lo que la hizo creer que no era acreedora 4 los titulos gloriosos que el angel la daba, poniéndose pensativa, y como en. alarma, por efecto de su demasiada humildad. [2] jOh (1) Div. Bernard. Homil. super Missus est. (2) Div. Laurent. Justin. Serm. de Annune.
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