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ee MAXIMAS. Dios amé tanto al mundo que le dié & su Unigénito, para que todo aquel que crea en él, no perezca, sino que ten- ga lavida eterna.(1) Luegopara salvarse no basta que Dios haya enyiado4 su Hijo, sino que es preciso que se crea en él, y se cumplan sus preceptos. El que no cree en Je- cone * mismo erences pA Seo 5 sealios Re - AFECTOS. rs he er”: Madre amorosa. ;Qué -corazon habré que, no se rinda 41a generosidad con que tu,Hijo se ha dado _ 4 cada uno de los hombres para que se laven en su san- gre de las manchas) del. pecado, y sean hijos de Dios adoptivos, y herederos de su gloria? Tu Corazon no su- po estar ocioso un instante en amar 4 Dios, pues la pri- mera chispa de fuego celestial quelo tocé produjo en él - un volean de caridad: y por lo mismo fuiste desde aquel punto el Corazon lleno de gracia, bendito entre todos los corazones, objeto de complacencia del Padre, delicia del Hijo, y morada predilecta del Espiritu Santo. jAh! Yo me consuelo con saber, que tambien fué desde en- tonces. asiento de la misericordia, fuente de la gracia, y origen del amor santo: y por rlo mismo, te pido: que in- fundas estas virtudes en el mio, para que de tu plenitud me venga la gracia y la gloria. _ Se dirdn las siguientes oraciones y preces. (1) Joan. Cap. 8. v. 16. — : * “2
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