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— 248 — que al ser concebida la enriquecié el Padre como 4 Hija las preseas con que la embellecié el Hijo como 4 Madre, y las arras de amor eterno, que la diéel Espiritu Santo cotiio &su finica y querida esposa. Mostrardle tambien el et. ‘mulo de gracias, que gané desde el primer instante de su vida ta que fué Madre de Dios, la sublimidad que ad- quirid «en la Encarnacion del Verbo Eterno, y los méritos -easi infinitos que contrajo desde Belen hasta el Calva- ‘rio. Tambien le ensefiar4 las coronas inmortales con que el Padre premié su humildad, el Hijo su maternidad, ¥ el Es- piritu Santo su yirginidad, y le patentizaré la gloria, que tuvo al estrellar la cabeza de la serpiente, la’ virtud con que ha defendido la Iglesia, el amor con que ha rogado por todos los que se salvan, y el lugar dé su corazon don- de ella tiene impreso 4 todo el que la ama y venera. Ra- zon tuvo un santo devotisimo de esta Sefiora para afirmar que asi como los planetas son iluminados por el sol, asi to- da la corte celestial es alegrada y hermoseada - la glo- riosa Virgen Maria (1). -j{Qaé dicha tan inefable! Solo por conseguirla, deberfamos sacrificar mil vidas que tuviéramos. Renovemos por tanto los propésitos que ya hemos formado de ser cada dia mas devotos del Corazon de Maria, honr4ndolo como al arca santa donde estan los tesoros del Cielo, venerandolo como al ¢en- tro del amor de la Trinidad Santisima, é imiténdolo en sus sentimientos y afectos. ;Ah! Nadie se salva sino por-la'me- diacion de Marfa, ni recibe una sola gracia que no venga (1) Quomodo cetera luminaria irradiantur& sole, sic tota caelés- tis euriaa gloriosa Virgine lmtificatur et” sepotehaty: Div. Berqendin, tom. 1. Serm. 61. 4 2. cap. 3. ‘
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