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287 — drado entre los mas acerbos dolores de su alma. (1) Un ‘solo sentimiento abriga en su corazon respecto de los ‘hombres, yes elde su felicidad; Ilénase ‘de una alegria ‘inefable cada vez que tiene un hijo engendrado en. las en- traiias de la inisericordia divina, como se alegré Sara al oir que Dios la daria uno, en el ‘cual se conservase el heredero de las promesas. (2) Affnase mas que Rebeca por aleanzar 4 sus hijos las bendiciones, que los enriquez- ‘can y ensalcen sobre todos. (3) Habla con interés al Rey ‘de los cielos, para asegurarles, mejor que Bethsabée a Salomon, una corona inmarcesible y un réyno imperecede- ‘ro. (4) Preséntase con yalor ante él supremo monarea del mundo, y, rebosando en ternura hicia él y hacia ‘sus hijos, ablanda su dnimo, mejor que lo hiciera la antigua Esther con Asuero, para que anule el decreto de pros cripcion y perdone 4 su pueblo. (5) ¥ si alguno de sus hijos se aleja de ella, su corazon anhela por verlo: y para que Yuelva cuanto antes al earifio de su alma, lo persigue con sus dulcfsimas miradas, y le envia dardos de gracia que le hieran el corazon y lo conviertan. Ahr Este es el Corazon de nuestra Madre celestial Tan semejante en los sentimientos al de su Hijo, rieo en _ amor y en misericordias, y tambien en tesoros de gracia divina; porque asi como nosotros no tenemos un confiden- ter maseee de nuestros BOOT eHOR que nuestra propia ma- (1) Et si illa oblita fuerit, ego tamen non obliviscar tui.” Isai. cap. 49. v. 15. (2). Genes. cap. 18, vy. 10., (8) Ibidem cap. 27. v. 6. (4) 8.° Regum cap. 1. v. 31. (5). Esther, cap. 15. vy. 9. es

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