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ae terrenas apenas pueden otorgarnos sino uno entre mil 4 los favores que las pidamos. (1) La razon humana nos descubre que el hijo y la madre estan ligados por un mis- mo vinculo de amor natural, siendo este el resultado de una ley im resa por Dios en todas las madres y en to- dos los. hijos. “Con todo, hay entre estos dos afectos de la naturaleza la gran diferencia que los distingue, y es que el amor de los hijos suele resfriarse y tambien llega 4 ‘olvidarse; y aun algunas’ veces se ha visto. reemplazado por la aversion y el otlio, mientras él de la madre no varia jJamds, pues sn hijo es siempre un principio .de alegria para su corazon; y si piensa en él, es para. desearle ben- diciones y prosperidad. Bien podré un hijo olvidarse de la que lo engendré, y aun pagarle ingratitudes por amor: mas, gCémo podrd |olvidar. la muger d su chiquito, sin com- padecerse del hijo de sus “entraiias? (2). _ Ahora bier “nosotros somos respecto |de Maria esos hi- jos ingratos, que no solo se olvidan del amor de su ma- dre, sino que la causan mil amarguras por su wida des- ordenada. Pero, ;O felicidad para el hombre! Maria no puede menos de acordarse siempre, que tiene un corazon _maternal dotado de un amor mas perfecto, que el de todas las otras madres; pues bien podra suceder que alguna de estas olyide al hijo que lleyé en sus entrafias; mas Marfa -que. tan de cerca participa de las perfecciones del corazon Aiyino, no. se olvidaré jamds de los hijos que ha engen- (1) Data est tibi omnis potestas in coelo, et in terra, et nihil im- | possibile, cui possibile est rg mas in viam salutis . reyocare., Div, Pewr. Dam, Serm. 1, de Nat. Virg. (2) Isaim cap. 49. v. 15.

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