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DIA XXIX. TODO COMO EL PRIMER DIA. MEDITAGION.. Celo del Corazon de BonenBor la wom de su De siglo en siglo y de generacion en generacion ‘ettnvo -vigente en los santos patriarcas y profetas un deseo ar- diente y una expectacion piadosa del Redentor, que Dios habia prometido al hombre pecador: y fué haciéndose esta aspiracion mas grande y vehemente 4 medida que el perio- do de tiempo iba siendo mas prolongado, hasta que por fin la descendencia de Adan tuvo una hija, en euyo corazon crecié tanto este deseo, que superéellasola 4 cuantos habian tenido undnimemente todos los justos y santos, que habia habido en la tierra, y fué el limite que Dios puso 4 las dnsias de la humanidad y al imperio del pecado (1). Porque 4 la gracia de preservacion de la culpa original, con que la Vir- gen fué santificada en él primer momento de su vida, afia- dié el Sefior una uncion especial y una tendencia singular, por la cual todos los afectos y deseos de su corazon se en- derezasen exclusivamente & suspirar incesantemente por la aparicion del Salvador del mundo; (2) y fueron tan (1) Virgo Maria felix cliusula totius expectationis et desiderti ac postulationis adventus Filii Dei. Div. Bern. Sen. T. 2. Serm. cap. 3. \(2) Totus impetus prime sanctificationis mentem hujus sacratissi- wee Virginis impellebat ad hoc desiderandum pro salute omnium. Id. id.

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