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‘nacion el que el Corazon de la _ Es tambien ¢onsecuente & aguella predesti- i l qu Virgen sea el re- fugio de los peeadores, pues si no hubiera_peca- _dores que salvar no habia para que Dios se _hi- _ciese su hijo y muriese en una cruz. ‘En ti, la - decia San Eutimio, 6 Virgen, hemos colocado to- da nuestra esperanza, en ti vivimos, y nos glo- -Yiamos, y somos” (Oratio. de Zona.) Por mas que discurramos y pensemos, no es posible que sepamos la estension, la profundidad, y la subli- midad del amor que la Virgen nos tiene: porque habiendo su corazon amado & Dios con amor de Madre, se ha hecho semejante en cierta manera al de su Hijo: es inagotable en su afecto, en su _ternura, en su interés ‘por nosotros, en sus gra- _ ¢ias, y en sus misericordias, nd porque sea infini- _to, ni inmenso, pues es una criatura, sino porque su Hijo la ha dado tanta caridad y tanta gracia, que basta para cuantos hombres haya, aunque fueran mas innumerables que las arenas del mar. Asi el citado San German la dirigia estas pala- bras “Tt eres, 6 Sefiora y Madre de Dios, la de- fensa de todos, la alegria de todos, el gozo vehe- mente de todos. Tui mi refugio, la proteccion de mi vida, mi arma, mi gloria, mi esperanza, y mi fortaleza.” (De Present. Vig.) “Tt eres mi con- suelo que me viene de Dios, ti sola eres él rocio divino que extingue el fuego que hay dentro. de mi: ta con las gotas de jla gracia das verdor 4 la aridez de mi camino, tu eres la lampara de mi

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