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Se Pte” | podia haber hecho para If€var las cosas 4 su fin? ;Cémo ella, que sabia que se ha de tener oculto el secreto del rey, (1) se hubiera decidido 4 manifestar lo que Dios no la* ha- bia ordenado que dijera, aunque la costara la fama y la vida el ser fiel 4 los documentos del Espiritu divino? ;Ah! Sabia Marfa que el Sefior.conduce las cosas 4 su fin con fuerza y suavidad, y resignada enteramente 4 ¢l, era tanta su alegria en los sucesos présperos como en los adversos, y no se turbaba ni alteraba en estos, ni se exedia en aque- Hos. Con esta resignacion iré 4 Belen 4 parir en un establo, porque no hay lugar para ella en las posadas, se refugiard en Egipto, porque buscan 4 su hijo los verdugos, y lo deja- rf partir de su lado, cuando vaya 4 sacrificarse por el mundo. Aprendamos nosotros del corazon de Marfa, cémo hemos de gobernar el nuestro. Cuando tenemos certeza de haber hecho obras buenas y nos sobreviene alguna desgracia, decimos en nuestro dolor que Dios no nos ama, que no es justo con nosotros, pues nos aflige, siendo asi que no lo merecemos, j;Ah! No es esto lo que ensefia la fé; pues, siendo esta vida un soplo, Dios dé 4 los que ama repren- sionesy correcciones; y les envia trabajos, dolores y cruz, para que en la otra, que no tiene fin, reciban una corona inmortal. (2) Digamos, pues, al Sefior que nos envie tra- bajos, pues él nos daré la gracia para soportarlos con una resignacion humilde y silenciosa. (1) Tobiw 12. 7. (2) Apoe. cap. 3. v. 10,

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