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ee, —118— que recibiera virgen, y se presentaba con signos inequi- vocos de maternidad, no obstante que él la creia virgen todavia; (1) y su conciencia no le permitia exponer 4 la vergiienza y 4 la vindicta inexorable de un pueblo de corazon duro 4 una jéven que sabia era santa, modesta, pura, recatada é inocente en sus obras, palabras y pen- _ samientos. Inspirado este varon justo por los sentimientos de su justicia, y viendo que no podia tardar el momento del alumbramiento de su esposa, determina abandonarla, con- dendndose 4 si mismo 4 no ver mas 4 aquella criatura an- gelical, de que el cielo le habia hecho regalo, y & ser teni- do por esposo cruel, por padre sin entrafias y por hombre perjuro y malyado, que no habia sabido apreciar 4 la jéven mas casta y mas hermosa de todo Israel y 4 la hija mas noble de la sangre de David. (2) ‘Veia tambien todo esto la castisima Marfa y lo sentia en su corazon, no ocult&ndosela la tespestad del de su esposo. ;Ah, Sefior! podia decir esta alma generosa hablando con Dios; jpues qué! ;N6 podiais haber ordenado 4 Gabriel que despues de haber yo pronunciado mi consentimiento 4 ser Madre vuestra, fuese 4 anuncirselo 4 mi esposo, para li- brarlo 4 él de tantas angustias y 4 mide las amarguras, que me causa su dolor? Aun podia hacer mas deseubriendo 4 José el gran misterio, pues una palabra de sus labios parece que habria vuelto la paz al corazon atribulado. Pero, la verdadera resignacion es humilde y prudente. ;Cémo Ma- rfa, que se creia la mas baja de todas las criaturas, se hu- biera atrevido 4 decir al Sefior, que es sapientisimo, lo que (1). Numer. 5. 12. Sao (2) Matha. 1-* yv. 19,

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