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De Ae ee eee RE ee BORO ee an dO ee un esposo terreno en presencia del santuario, y con la bendicion de la religion, pues quiso” que perteneciese en- teramente al criador, y no pudiera tocarlo jam4s alguna criatura. jAht En cuarenta siglos de existencia que la humanided -contaba, j Jamas muger alguna tuyiera semejan- tes pensamientos, ni dirigiera al cielo aspiraciones tan puras, ni tan singulares. (1) _ Todos los actos de amor divino, que practicaba el Cora- zon de Maria, eran sublimes y herdicos; pues lo que forma la cumbre de la santidad en los mas inflamados Serafines, es el primer grado de yirtud para Marfa. (2) Mas la reso- - ie lucion de consagrar 4 Dios su cuerpo con virginidad per- pétua es de una heroicidad envidiable & los &ngeles, no solo por ser Maria la primera criatura humana que revestida de carne mortal intenta igualarse con los espiritus soberanos, sino porque al hacer este sacrificio perpétuo de si misma, renuncia 4 la gloria mas deslumbradora que venia dando vida y animacion 4 los corazones desde muchos siglos, dis- putandose su posesion todas las edades, y todas las genera- - ciones. No hay que estrafiar que doncella alguna no ofre- ciese 4 Dios su virginidad en €l seno del pueblo escogido, cuando la gloria de cada familia era la prole numerosa, pa- ra que se perpetuase una descendencia de la cual podria salir el Libertador de Israel. ;Qué lagrimas tan amargas no derramaban en el sagrado taberndculo las mujeresinfecundas! {Qué yotos y promesas no hacian, ofreciendo consagrar 4 (1) Prima omnium virginitatem Deo dicavit. S. Ildephons. Serm. 5. de Assumption. B. V. M. (2) Ubi ergo est summa plenitudo sanctitatis angelice, ibi semper a irgo Dei Mater prima sux sanctitatis jecit fandamenta, D Bern. Sen o.3, Serm. 12°a 18.

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