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t ‘ DIA XIV. TODO COMO EL PRIMER DIA. MEDITACION. Amor del corazon de Maria 4 la virginidad. Desde el primer instante de su ser natural empezé la Virgen Maria 4 eclevar su corazon al Sefior, y como lo co- nocié ya desde entonces con mayor ciencia que la que tie- nen los dngeles, le consagré todos sus sentimientos y afec- tos, y le dedicé todo su compuesto, el alma con sus poten-— cias, y el cuerpo con sus sentidos: de tal manera, que ni aquella tuvo el mas ligero pensamiento, aspiracion 6 deseo, ni este el mas insignificante movimiento 6 sensacion, que no fuese dirigido 4 honrar y glorificar al Criador. Y no se contenté con hacer sucesivamente actos de amor y adora- cion al ser divino, sino que guiso convertir todo su com- puesto en una hostia pura y sin mancilla, que ardiése sin cesar en las aras del amor de Dios. (1) Asi, no bien conocié que se debia toda al amor divino, cuando se entregé total- mente al Sefior, consagrindose 4 ¢1 con yoto perpétuo de virginidad, para que no solamente los pensamientos de su alma y los afectos del corazon fuesen una pro- piedad exclusiva de Dios 4 quien los dirigia, sino “tambien su cuerpo, cuyo dominio honesto podria dar 4 (1) Tota effecta es, sicut ignis, teque holocaustum Deo suavissimum obtulisti. 8. Amadeus Lausan. Hom. 6. de Landibus B. Virgin.
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