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— 101— Marfa diré tambien 4 su modo estas palabras al eterno ‘Padre, gozfindose con un jabilo inexplicable é increible por la salvacion de cada uno de los escogidos, pues para conseguirla tomé Dios carne en sus entrafias, y le ayudd ella en lo que padecié por salvar & los pecadores. Y este mis- mo gozo tiene por cada ‘uno de los que entran en el cielo ahora; (1) ‘porque cada alma que se salva por los méritos de su Hijo, es una nueva flor que se agrega 4 Jas muchas que matizan sus vestidos, y una nueva joya que adorna su frente; y al estrecharla con su corazon cas- tisimo, entona un c&ntico de alegria diciendo: me alegraré — en el Sefior y me gozaré en mi Dios, porque me vistié del — ropage de la salud, y me rodeé de la corona de la justicia, como d esposa ataviada con sus joyeles. (2). {Qué motivos tan poderosos hallamos en esta benevolen- cia del corazon de Marfa para salir del estado de la culpa y recuperar la amistad de Dios! Cuando tenemos la des- ventura dé caer en pecados graves con advertencia, quita- ,” mos & Dios la gloria que le es debida, y se la damos 4 la , criditura que nos ciega, 6 4 la pasion que nos domina: mas, * cuando movidos de la gracia divina, reconocemos nuestros estravios y confesamos que somos culpables, ‘y pedimos perdon al Sefior, le damos la gloria que antes le habiamos robado, y lo glorificamos y ensalzamos; pues la obra mas grande de la omnipotencia amorosa de Dios es la corl¥er- yeSion del pecador. (3) Otro tanto podemos decir de Maria | (1) Gaudet ultra quam dici aut credi potest de communi electorum alute, sciens quod propter eos. Dei Filius carnem suscepit ex ea. i(Amedawus Lausaneus de Laudibus Virg. Hom. 2!) +3) {saiw, cap.'61. v. 10. (3) Confiteor tibi, Domine, dedecora mea in inadld tua (Div. August. Conf. cap. 1°) ’ 48

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