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eer > aR is Y ie ¥ “ ‘te oncluliion’ en Mito. de 1864, y se lo ofreci- mos 4la misma piadosa, Madre, suplicdndola de- lante de sus aras, que si era del agrado de su _ Hijo y del suyo, nos aleanzase de aquel la gracia _ de ‘publiearle para consuelo de las almas cristia- nas, ya que era ella, como no lo dudabamos, la e nos habia inspirado este pensamiento. Sea ~ bendito el Sefior que nos ha concedido lo que le -Pedimos. Ninguno extrafiara por cierto que nos haya- mos visto tantas veces envuelto en perplejida- des: digase lo que decian el gran San Pedro Da- mian y “otros Santos Padres, y de ahi se deducira lo que podria acontecer éa.un pobre pecador, do- tado adetiae de poco ingenio. Gaara. deseamos “ensalzar, dicee ato. los hechos gloriosos de ee “alga mirtir, 6 predicamos para glorificar al “Semor sus virtudes insignes, la misma materia “suministra abundantes razonamientos, aunque , “Jos sentidos corporalés favorezcan poco 4 la in- mt “teligencia, y aun dado caso que la lengua sea “balbuciente. Pero cuando queremos escribir las “alabanzas de la Madre de Dios, no encontramos “Palabra alguna suficiente Aexpresarlas digna- “mente; porque son nuevas é inauditas las cosas » que intentamos tratar, y la especial indole de la “materia hace que enmudezea la lengua.” (Ser. ip 2 in Nativ. Virg.) “gQué diré yo, que soy un in- 3 “genio pobre, exclamaba San Agustin rate r “con la misma Virgen, cuando por mucho “‘diga es menor la alabanza que tu mérito? 2 ué “diremos nosotros pequeiiuelos que somos? Si los b a fe 1 a

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