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de de sa de la Parasceve (1) de los judíos y porque el sepulero estaba cerca. Hicieron rodar la piedra sobre la puerta del sepulcro, y se marcharon. Pero María Magdalena y la otra María (madre de José) estaban sentadas frente al sepulcro.» Cuando ter- fúnebre ceremonia, el sol enviaba sus -os sobre aquella ciudad deicida, y los isfechos de su horrendo crimen, se dis- 1 Du r la gran fiesta de la Pascua, que breve intervalo iba. 4 comenzar. Awrírona. — Las mujeres, sentadas junto al monumento funeral, se lamenteban, llorando al Señor. RACIÓN ¡Oh misericordioso Señor, que a tanto llegó vuestro amor “por el hombre, que, cual otro Jonás en el vientre del pez, quisisteis permanecer tres días en el seno de la tierra, oculto en las som- bras del sepulcro! Concedednos propicio que se- pultemos nuestros pecados en las saludables aguas de la penitencia, y que, así como Vos salisteis glo- rioso del sepulcro, nuestras almas salgan renova- das y vivificadas en vuestra gracia, como prenda de nuestra resurrección gloriosa al final de los tiempos. Otorgadnos lo que os pedimos, Vos que vivís y reináis por los siglos de los siglos. Así sea. (Récense tres Credos a Cristo Jesús descansan=E do en el sepulcro.) (1) O sea, porque iban a comenzar las solemnidades de 1á Pascua judía. "A A E nu arts A

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