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de fervor. ¿Y de qué medios disponemos para ello? De la 4 SS A las que nos ha preparado durante la Cuaresma confesión y comunión pascuales, a exh rtaciones E la penitencia, de la e 4. Por la confesión y comuniónpe resucitar con Cristo; pero nuestra re- surrección debe ser para no volver a la muerte del pecado, así como Cristo resucitó para nunca más morir. «Hermanos, nos dice la Iglesia por boca de San mk e Pablo: Echad de vosotros.la vieja levadura para que seárss nueva masa... Así, pues, celebremos ls nuestro convite pascual, no con la levadura vieja, levadura de imquidad y malicia, sino cón_los ázi- mos de la sinceridad y de la verdad.» Sí; eche- mos de nosotros el germen de la muerte, que es el pecado, simbolizado en la levadura vieja. ¿Cómo? Por la confesión. Así, pues, celebremos nuestro convite pascual. Alimentemos nuestras almas acer- cándonos a la Sagrada Comunión, que es nues- tro verdadero convite, pues en él se nos da a Cristo, que es nuestro Cordero pascual. Y debemos acer- carnos, no con una conciencia impura, manchada con el pecado o afeada con costumbres paganas) sino con el alma embellecida por una vida pura y santa, rebosante de sinceridad y de verdad. Si de este modo celebramos aquí abajo la Pascua cristia- na, ella será presagio de la Pascua celestial, en la que, sin cesar, cantaremos el eterno y alegre Ale- luya.

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