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— 51— por lo regular era un edificio separado de la igle- sia y muy ricamente decorado, en cuyo centro se hallaba la pila alimentada con varias fuentes o surtidores (por lo que se le ha llamado fuente bau- tismal). Una vez allí, se bendecían las fuentes bautismales, y a continuación se confería el bau- tismo. — Actualmente acompañan a esta bendi- ción un conjunto de ritos y ceremonias sumamente instructivos. Los detallaremos en su lugar corres- pondiente. Administrado el bautismo, los nuevos bautizados eran vestidos con una túnica blanca, símbolo de la gracia que acababan de recibir en el bautismo y de la pureza de sus almas, y se les entregaba a cada uno un cirio encendido, que, a su vez, simbolizaba la luz de las buenas obras, que siempre debe tener encendida el cristiano, a imi- tación de las vírgenes prudentes del Evangelio. Así eran presentados al Obispo, quien los confir- maba. Terminada la confirmación, volvían en pro- cesión a la iglesia, cantando las letanías. A con- tinuación se decía la Misa, en la que los neófitos recibían el Cuerpo y Sangre de Jesucristo. El mismo rito se observa hoy en la Iglesia, con pequeña diferencia. Letanías y Misa La oración litaniítica ha sido en todo tiempo, pero sobre todo en la antigiiedad, una de las for- mas de oración preferidas por la Iglesia, no sólo en

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