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Bendición de las Luces (Fuego, tres velas y Cirio Pascual) Por la Pasión y Muerte de Nuestro Señor Jesu- cristo todas las cosas han sido renovadas. Esta renovación está simbolizada en el nuevo fuego, nuevas luces y nuevo incienso que en el día de hoy bendice la Iglesia. Antiguamente fué costumbre encender fuego y bendecirlo, juntamente con los cirios e incienso, para el oficio del Lucernario, que era semejante al de Vísperas, y se celebraba al atardecer, todos los días. En el siglo x1I esta ceremonia se estableció como propia del Sábado Santo. «El fuego es sacado de una piedra pedernal, para simbolizar que Jesucristo resucitó y salió del sepulero a difundir la nueva luz de la gracia re- presentada por el Lumen Christi. Después de la bendición del nuevo fuego y de los cinco granos de incienso que han de colocarse en el Cirio Pascual comienza la bendición de éste. El diácono que ha de bendecirlo se reviste de orna- mentos blancos, signo de alegría, toma en su mano una caña en cuyo extremo superior se encuentra colocada una vela, dividida en tres ramas, para simbolizar el misterio de la Unidad de esencia y Trinidad de personas en Dios, y no, como vulgat- mente se cree, las tres Marías, y, seguido del clero y fieles, entra en la iglesia; en la que no debe ha- ber luz alguna encendida, y enciende cada una de las velas, la primera al entrar en la iglesia, la

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