BCCPAM000360-3-19000000000000

tomada del profeta Óseas, que vivió unos 800 años antes de Jesucristo. En ella se predice la venida de Jesucristo al mundo para salvarnos y su resu- rrección al tercer día. Después se lee otra lección también tomada de las Sagradas Escrituras, en la que se prescribe cómo debían sacrificar y comer los judíos el Cordero Pascual, figura de Jesucristo, el verdadero Cordero de Dios, cuyo sacrificio estamos se canta la historia de San Juan Evangelista, conmemorando. También la Pasión según la escribió quien fué testigo ocular de lo que sufrió el aman- tísimo Jesús. El canto de la Pasión está hecho en forma de diálogo; en él intervienen los judíos, Pilatos, los Apóstoles y el mansísimo Jesús. Des- pués que el diácono, que desempeña el oficio de Cronista, ha cantado estas tristísimas palabras: Et inclinato capite, reddidit spiritum ; e inclinada la cabeza, entregó su alma... todo el clero y fieles se arrodillan y todo se sumerge en profundo silen- cio. ¡Ah!; ¡es que el Hijo de Dios ha muerto! Las oraciones solemnes de la Iglesia La Iglesia nuestra Madre, siguiendo el sublime ejemplo de caridad de su divino Esposo, el cual, en medio de los más crueles sufrimientos, tanto del alma como del cuerpo, no se olvidó de rogar por los infames y abominables judíos y demás crueles verdugos, diciendo: «Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen» ; en este día en que conmemoramos la muerte del Redentor en una

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz