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en Óleo de los enfermos, con el que se unge al en- fermo en peligro de muerte, y en Santo Crisma, que es el “símbolo del Espíritu Santo, el cual se derrama sobre la frente del confirmando y sobre la cabeza del Obispo en el acto de su consagración episcopal. Los dos primeros óleos constan sim- plemente de aceite de olivas, mas el Santo Crisma está compuesto de aceite y bálsamo. La consa- gración de los santos Óleos se celebraba ya en el siglo vII, aunque no se sabe con precisión cuándo se estableció esta ceremonia, si bien en la Iglesia siempre se ha bendecido el óleo. La consagración es hecha por el Obispo en pre- sencia de doce sacerdotes revestidos con las sa- gradas vestiduras sacerdotales, los cuales asisten como testigos, de siete diáconos y de otros tantos subdiáconos, también revestidos con sus corres- pondientes vestiduras. El Óleo de los enfermos se consagra poco antes del Pater noster de la misa. El Santo Crisma y el Óleo de los catecámenos, después de la Comunión del clero y de los fieles. La más importante y so- lemne es la consagración del Santo Crisma. Por eso nos limitaremos a ella, omitiendo las otras dos. Ceremonia de la Consagración del Santo Crisma (1) Terminada la Comunión, el Obispo va a sen- tarse en una silla colocada delante de una mesa, (1) Como no se halla en todas las semanillas esta cere- monía, la ponemos aquí por extenso a fin de que los fieles la conozcan.

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