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vía, como el mismo Jesús, pues le llama Christus. Altare Christus est; el Altar es Cristo. Así que, al despojar en este día a los altares de sus orna- mentos sagrados, quiere la Iglesia nuestra Madre recordarnos la desnudez en que quedó Jesús en el Monte Calvario, cuando le despojaron de sus ves- tidos para crucificarlo, por causa de nuestros pe- cados. Durante esta ceremonia se canta el Sal- mo 21, que comienza con estas palabras : Oh Dios, Dios mío, volved a má los ojos: ¿por qué me aban- donasteis? En este Salmo se profetiza de una ma- nera admirable y con una belleza incomparable la pasión y resurrección de Jesucristo; y en él se predice que las vestiduras de Jesús habían de ser divididas y que su túnica había de ser sorteada : Dividiéronse mis vestidos y echaron suerte sobre mi túnica. .-£ o La Consagración de los Santos Óleos En este día tiene lugar, en la misa pontifical que se celebra en las catedrales, la consagración de los santos Óleos. Ésta es la más bella ceremonia de este día y a la vez la más importante. En la antigiedad se celebraba una misa especial para su consagración. Los santos Óleos se dividen en tres clases, a saber : en Óleo de los catecúmenos, con el que se unge al bautizando antes de recibir el bautismo, al nuevo sacerdoté*en el día de su consagración sa- cerdotal y a los reyes en el día de su coronación ; SAI RR PUERTA

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