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cdaer caa 00 eric ms A sentimiento libre matrimonial, sino que implica el concepto, ] i para la mujer, no de casarse, sino de ser casada. Y se ve la resistencia del mapuche a consentir en la forma litúrgica de la pregunta: pues no es raro el caso de tener que aban- donar la ceremonia religiosa ante el no rotundo de la novia, amparada por la libertad omnímoda que le da la pregunta y que nu pudo ejercitar antes. Presupuesto este espíritu inicial de la mujer, y la voluntad sincera del hombre indígena, cien ve- ces manifestada, de reorganizar su hogar sobre bases morales, legales y económicas, que le den garantías de estabilidad y prosperidad, voy a en- trar ahora en el epílogo de este estudio, propo- niendo los medios que la religión puede dar con- tra el cáncer de la poligamia: formar la concien- cia del mapuche y disponerla a aceptar las leyes que vengan a proteger la moral. Pido el remedio en nombre de Dios. Cuando el sacerdote pide para los indígenas la restitución de parte de su suelo, habla en nombre del bienes- tar material de estos desgraciados; pedimos pro- tección a su agricultura en nombre de sus intere- ses económicos y de los intereses económicos de la República; pedimos escuelas, talleres, interna- dos, en nombre de la cultura de esta raza vigoro- sa; pedimos guerra al alcohol, en nombre de la humanidad y de la raza invicta, intoxicada por ese mortífero veneno. Pero cuando hablamos en nombre de esos intereses terrenos, y de un valor relativo, hablamos como hombres, como amigos, como ciudadanos, como patriotas. Cuando pido yo

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