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E ae A TA em 3 it NI ARA a rc cr in e AAC ORAR NAS vd _ 710)— las subvenciones para nuestros Internados. Esta- mos ya, pues, al borde de la catástrofe. Ya el año pasado tuvimos que cerrar varios de nuestros In- ternados por no tener qué dar de comer a los po- bres mapuchitos. Varias de nuestras escuelas no funcionan este año, por no tener cómo pagar un profesor. No podemos cumplir con nuestros com- promisos contraídos con el Señor, de educar a los miles de niños que bautizamos y que ahora nos piden a grito herido el pan de la instrucción y el pan material. Mana sangre de nuestro corazón, señores, al ver a nuestros mapuchitos abandona- dos física, mora! y religiosamente. Sois, pues, vosotras, nobles damas dela Sociedad Protectora de Indígenas, nuestra única esperanza, y...a vosotras acudimos: no nos abandonéis en esta hora de prueba. Quiero además, señores, lla- mar particularmente la atención sobre otro cam- po de trabajo de vital importancia para el éxito completo de nuestros afanes de misioneros: es la educación de la mujer araucana. Esto me daría tema para una larga e interesantísima conferen- cia; pero me limito sólo a fijar vuestra atención sobre el punto. Mucho se ha hecho, es verdad, durante los últi- mos años, bajo el atinado gobierno del actual Prefecto Apostólico, para educar las niñitas ma- puches. Tenemos para ellas ocho Internados le-

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