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padres y abuelos nos han dejado esto, y los mapu- ches debemos hacer las rogativas, porque «sólo de esta manera conseguimos que haya buenas cose- chas y que no nos vengan calamidades». A esto se agrega la extraordinaria violencia de los fenómenos naturales de la región que habitan, los cuales tantas veces ponen en peligro las vi- das de hombres y animales o los dejan sin el sus- tento. Las causas hasta ahora citadas inspiran cierto respeto; otras vienen de distinta fuente: del in- terés y del amor a los placeres. La organización de un Billatun exige un gasto muy considerable para los organizadores, gasto que éstos no se impondrían de tan buena gana, si no tuvieran la segura esperanza de que las fa- milias o reducciones invitadas y obsequiadas en este año corresponderán en el siguiente, El Billatun es una fiesta que atrae muy notables concurrencias de gente venida de otras partes; se viste con elegancia; se ven los jóvenes con las niñas; los jóvenes, por supuesto, miran como dicha el tomar a las niñas con las manos y dan- zar con ellas; y éstas, a su vez, no desconocen la importancia del momento para llegar al colmo de sus deseos. En la fiesta se come carne en abun- dancia; el pobre, casi durante todo el año, no la prueba. Para los golosos hay empanadas, sopaipi- llas, pan y tortillas, y se bebe la famosa chicha maíz. Todo esto atrae, pero con un encanto irresistible, a que tampoco resisten los jóvenes educados por

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