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-5- donde la gratitud y el afecto encuentren siempre ocasión de renovar sus obsequios al insigne apóstol y benefactor. Este deber nos lo prescribe la cordialísima amistad con que el PADRE ÜLE– GARIO se dignó honrarnos, y nos lo impone el tris– te privilegio de los años, que nos condena á ver desaparecer unos tras otros á nuestros mayores en el sacerdocio, á los que nos amaron con desinterés y generosidad, aquellos cuyas leccio– nes y ejemplos nos regocijábamos en recoger y seguir. Mientras llega, pues, el día de reunírnos– Ies para reanudar en el cielo estos lazos tan pronto rotos aquí abajo, tengamos á lo menos el consuelo de pagar á su memoria un tributo de cariño que sirva al propio tiempo de enseñanza para las almas. II En la ilustre metrópoli catalana, la ciudad con– dal de Barcelona, que es hoy una de las más renombradas del mundo por la magnificencia de su aspecto y los progresos de su industria, nació el 4 de junio de 1815, día de San Francisco Caracciolo, el niño que, andando el tiempo, ha– bía de ser FRAY ÜLEGARIO DE BARCELONA . Fue– ron sus progenitores modestos industriales que con el producto de la diaria labor pudieron sub– venir á las necesidades de su no escasa prole, y con la enseñanza y el ejemplo de una vida estric– tamente cristiana la ejercitaron desde la más tierna infancia en la práctica severa de las vir-

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