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-24- sus virtudes y la eficacia de sus santas ex– hortaciones nos animara de continuo á la práctica severa de las cristianas enseñanzas, manifestándonos así palmariamente que no está la perfección moral fuera del alcance de nues– tras fuerzas y que no es sino en el ejercicio constante de la virtud y el deber donde se funda la verdadera gloria del hombre y radica su derecho al grato recuerdo de la posteridad. Quien de esta manera glorifica á Dios sobre la tierra tiene derecho en el cielo á un galar– dón proporcionado á sus merecimientos; y bien podemos suponer que el PADRE ÜLEGARIO ejer– cerá para con nuestro pueblo, ante el trono del Altísimo, aquel sublime oficio de oración que por todo el pueblo cte los Judíos desempeñaba «Onías, el que había sido sumo sacerdote, hombre de bien y afable, de presencia venerable, modesto en sus costumbres, donairoso en el hablar y que desde niño se había ejercitado en las virtudes». ¡ Descanse, por tanto, en paz el querido an– ciano á la sombra del Santuario, cobijado por las bóvedas del magnífico templo que tuvo la dicha de erigir á la gloria de María, á los pies de esa Divina P astora á quien amó con filial delirio; esperando, como la oveja más mimada y sumisa de su aprisco, la señal del cayado con que Ella misma le llamará á la resurrección para acariciarle eternamente en los prados siempre amenos de la celestial bienaventuranza!