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-21- generosidad para con los amigos no tenía igual, su palab1a era simple y afable, y bien sabía él adunar la severa gravedad de su porte é ideas con la amenidad cariñosa de un trato gentil. Poseía la clara percepción de las necesi– dades de la Iglesia y desvivíase por verlas remediadas, siendo esto el objeto continuo de sus ruegos, lo que incesantemente apenaba su alma sacerdotal. El lustre de la Iglesia y el triunfo de la verdad católica eran su grande : aspiración, y por eso prestó siempre un concurso eficacísimo á la obra magna de la educación eclesiástica y cooperó con asi– duo contingente á todas las empresas de pro– paganda religiosa que entre nosotros se han venido sosteniendo. El fue por muchos años director espiritual del Seminario y muchos de nuestros jóvenes sacerdotes le son deudores de inapreciables beneficios, con que les es– timuló y ayudó á vencer las dificultades para el logro de su vocación. En su hogar hallaba el Clero acogida y hospitalidad generosa, y nada era tan grato al noble anciano como verse rodeado de los ministros del Santua– rio, que le agasajaban cariñosos y compar– tían su pan, en los días de las pomposas solemnidades con que festejaba á su celes– tial Soberana y fomentaba el culto del Altísimo. El PADRE ÜLEGARIO rebosó de júbilo viendo llegar á nuestras playas la nueva falanje de capuchinos que en el año de 1891 vino á acrecer, con valiosísimos elementos, nuestra