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-18- dos cuantas veces alguna fecha señalada da– ba ocasión de manifestarse al amor y agradeci– miento. El sueño dorado del PADRE ÜLEGARIO desde que se hizo cargo de la capellanía de La Pasto– ra fue la construcción allí de un templo digno de la Reina del Cielo, un templo grandioso que reemplazara á la exigua capilla existente y en el cual los primores del arte se adunasen con los reclamos de la devoción para que resultara el Santuario cónsono con la excelsitud de su obje– to. Largos años pasaron sin que este ideal se rea– lizase, pero al fin llegó el momento propicio y en poco tiempo vino á ser un hecho palpable lo que antes se creyera mera ilusión de la fantasía. La auréola de veneración y respeto que al PADRE ÜLEGARIO circundaba subyugó aun á los mas altos personajes de la Nación, y hasta los Jefes del Estado se honraron en tributarle acata– miento y qarle los más conspicuos testimonios de aprecio. Guzmán Blanco mismo, el hombre incapaz de reconocer otra superioridad que la suya propia, rindió parias á la virtud del humil– de capuchino, y fue él quien, con la más espon– tánea generosidad y de una manera harto impre– vista, puso en manos del PADRE ÜLEGARIO la pri– mera suma considerable para la construcción de La Pastora. En seguida el doctor Juan Pablo Rojas Paúl, durante los días de su glorioso go– bierno, enalteció los vínculos de cordial amistad que le ligaban con nuestro Religioso desde cuan– do este sirvió en el Ejército, prosiguiendo con