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-17- V La evolución de los tiempos trajo al mun– do católico, en el año de 1887, la remem– branza gloriosa del 31 de diciembre de 1837. En este día feliz fue elevado al sacerdocio un levita preclaro que habría de iluminar á la Iglesia con los fulgores de su genio y, lle– gando á ocupar el Solio Pontificio, debía hacer para siempre famoso el nombre augusto de León XIII. Caracas festejó con verdadero entusiasmo este Jubileo Sacerdotal del Jefe de la Cristiandad, y como su fecha señaló también el quincuagésimo aniversario de la ordenación del PADRE ÜLEGA– RIO, nuestra católica sociedad envolvió en aque– llas demostraciones de filial afecto al humilde Capuchino que, consagrado para el santo minis– terio el mismo día que el noble vástago de los Pecci, aunque en esfera incomparablemente más modesta había sabido captarse su veneración y gratitud. Formaron la Junta para los obsequios al PA– DRE ÜLEGARIO los señores Presbíteros doctores Juan B. Castro y Calixto González, doctor Gui– llermo Tell Villegas, Miguel Mujica y General Candelaria Padrón. Los homenajes y agasajos de piadoso cariño que entonces recibió el PADRE ÜLEGARIO fueron múltiples y espontáneos: esos testimonios se le tributaron por todas las clases de la socie– dad y, andando el ti empo, fuéronle renova-