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-11- Hermanos.-* Andrés de Bosost, Agustín de Calanda, Pantaleón de Janguis, *Tiburcio de Sevilla, * Gabriel de Valis y * Fabián de Za– mora. (1) Al llegar á nuestras playas, estos Capuchinos fueron distribuidos en diversos parajes de la República, para atender desde luego al clamor plañidero de las almas que solicitaban con ins– tancia pastores espirituales, pero el mayor nú– cleo de ellos se destinó á los varios distritos de la Diócesis de Guayana. Por desgracia, las contingencias de los tiem– pos imp.idieron á los Misioneros obtener la plenitud de frutos que era lícito esperar de tan (1) Esta n6mina la hemos tornado de un cuaderno perteneciente al R. P. Fr. Nicolás de Odena (q. e. p. d.) que está en nue;tro poder, y en el cual se expresan, jun– to con ella, las facultades extraordinarias recibidas del Sumo Pontífice por los Religiosos para el ejercicio de su misión. Los asteriscos marcan nombres que no apa– recen en la lista publicada por el sefior general Manuel Landaeta Resales. Pero este acucioso investigador nos da, en cambio, los siguientes que en la nuestra no constan : 1842.-RR. PP. José de Marauri, Antouio ele Bar– celona, Marcelo de Peralta, Pío de Sáenz, Tomás de CaRtelsernt, Francisco ele Aguilar, José de Val Is, Agus– tín de Prnt, Fidel de Vielra, J(isé de Figuerns, .Juan de Ayegni, Ja cinto ele Pefiacerrndn, Esteban de Ban:e – lona, Bias de Ginés, Domingo de Berango, Antonio de Galelác1rno, Buenaventura de la Ll:1ua, Juliin ele lo~ Santos y Cortés, Juan Bautista de Deustó, Rafael del Coín, Antonio de Rosell ó y Salvador de Lagertrú.