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= derecho para exigirnos una humillacion total y om- nimoda 4 su voluntad divina. ;Cudntas titulos no tiene este rey inmortal 4 nuestros homenajes de adoracion y de amor? Ademfs del imperio y dominio absoluto que ejerce sobre cuanto existe como criador y conservador de las cosas, adquirié un derecho nue- vo de propiedad sobre cada nno de los hombres, por haberlos comprado con su propia sangre, y haberlos elevado al honor de tener Ja lib gloriosa de los hijos de Dios, 1 despues de haber roto las cadenas del pecado con que servian al principe de las tinie- blas. Y por cierto, desde que el hombre da su pri- mer respiro, debe & la bondad divina cuanto es y cuanto ha de ser: pero desde que el rey de la eter- nidad rescaté & todas del cautiverio de la culpa, ya no son estos de si mismos sino del que los compré * ~~ Mas, jqué hizo este rey eterno para librarnos de Ja triste servidumbre en que estdbamos? Para que nosotros fuéramos libres, se vistié é1 de la librea del pecador; y como si fuera siervo del pecado, sufrié en si mismo todas las penas de un esclavo, siendo tratado por su Padre como el mismo pecado, cuando no solamente no tuvo pecado alguno, pero ni pudo tenerlo por ser la santidad por esencia. s Hé aqui lo que has de tener siempre 4 la vista, alma cristiana, para que cuando el mundo, el demonio y la carne te inciten 4 la culpa, te retraigas de estas sugestio- nes malignas y te digas 4 ti misma: j;cémo! el rey de la gloria se vistié de siervo por hacerme 4& mi libre, y jyo he de ofender 4 un rey tan clemente y piadoso? Dios me ha dado la libertad con su propia 1 Rom. cap. 8. v. 21.—4 1. Cor. cap. 6. v. 19.—® 2. Cor. cap. 6. v. 21,
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