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— 2 dignacion de circunscribirse 4 un espacio insignifi- cante, y de encerrarse bajo las apariencias sensibles del pan y del vino, y de quedarse alli para que cada uno de los hombres pueda decir mejor que Jacob. jCudn terrible es este lugar! Aqui no hay otra cosa sino casa de Dios, y puerta del eielo. Viera 4 este Dios un profeta haciendo obras cone tentosas en la naturaleza humana, y lleno de admi- racion exclamé y dijo: verdaderamente, Sefior, té eres un Dios escondido. * Sin embargo que la naturaleza humana era un velo que sisal la divina, las obras manifestaban la presencia y la accion inmediata de esta, pues vieron los hombres su gloria, gloria como del Unigénito del Padre s que descubrié su mages- tad infinita Wena de gracia y de verdad. Mas en el sacramento del altar se esconde aun mas profunda- mente, pues encierra en un punto su inmensa gran- deza, su omnipotencia, santidad, sabiduria, bondad, justicia y demas atributos, sin que aparezca 4 los sentidos del hombre una sola accion por la cual vea que Dios esté alli. Pero precisamente donde los sen- tidos lo muestran mas escondido, la fe lo ve con cer- teza infalible, porque resplandece mas que el sol en esta obra la virtud infinita, la sabiduria incompren- sible, la santidad por esencia, y sobre todo la mise- ricordia inefable de Dios, que se esconde bajo las especies sacramentales con cada una de las glorias as su naturaleza para darse al hombre con todas ellas. jAh! cuando conteniplo que mi Dios se digna ba- jar del cielo-& la Eucaristia por mi amor, y veo que Y Gen. erp. 28. v. 17.—* Isai. cap. 45. ¥. 15.—% Joan. cap. LéWTE. ~~ ase siahe

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