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ein ae bondad de Dios hacia ti, pues no has tenido que ir ti 4 la fuente, habiendo venido ella 4 ti, y aposen- tidose dentro de tu pecho: mas entre tanto, quizds no has blanqueado tu vestido interior en la sangre del cordero, y te hallas con las manos vacias de bue- nas obras; no solo porque no cooperas eficazmente 4 las gracias del Sefior, ni has sepultado aun al hom- bre viejo para que viva Cristo en ti, sino porque despues que te has decidido 4 seguir una vida mas arreglada, te has habituado 4 hacer las cosas mas santas, como son la confesion y la comunion, por cos- # tumbre y con negligencia, como si fueran una de las cosas mas comunes de la vida. ;Ah! Procediendo de esta manera se va llegando poco 4 poco & aquel es- 7 tado lamentable, en el cual se hallaba aquella alma, 4 quien Dios dijo estas palabras: empezaré arro- jarte de mi boca. ' O Jesus piadiosisimo, bien sé que he merecido vuestra maldicion, cuando he hecho las cosas santas con negligencia: pero desde hoy mas no discreparé en nada de vuestra yoluntad, y corres- pondiendo& vuestra gracia, espero merecer vuestras bendiciones en Ja tierra-y en el cielo © = ncn =* PEK. Sra MAXIMA. sic De nada sirve hacer obras buenas y aun las mas santas por su naturaleza, si no las ejecutamos como Dios lo quiere, y con el fin con que él lo ha manda- do. Y jcudl es este? Su gloria en todas las cosas,y el cumplimiento de su santa voluntad. 1 Apoc. cap. 3. v. 16. — ence EE aii
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