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— 43 — és y remision para el pecador.: Contempla lo que Dios te ha amado, pues en la eternidad te tenia ante sus ojos cuando decretaba, que su propio Hijo viniese & pagar la deuda infinita que tenias; y este te amé tiernamente, y te vid tambien cuando se ofrecia en sacrificio 4 su Padre: y ahora mismo te esté aman- do, te considera, y te desea desde el cielo y desde la sagrada Eucaristia.;Ah! ;Serds ingrata 4 tanto amor? Si hasta ahora no has correspondido & este esceso de ternura por parte de Dios, vete al momento 4 arrojarte 4 los pies de Jesucristo, que te espera, y dile con lagrimas: O Jesus dulcisimo, creo que con los méritos infinitos de vuestra sangre derramada por mi amor se me perdonan los pecados, y espero que han de quedar perdonados, aunque excedan en nimero 4 las arenas del mar: y no dudo que me se- reis propicio, pues recibis con amor al hijo que vuelve 4 casa de vuestro Padre con corazon con- trito. Quiero Sejior, morir mil veces, antes que faltar ni aun levemente al amor que me teneis. PUNTO SEGUNDO. Asi como faltan fuerzas 4 Ja naturaleza del hom- bre para satisfacer 4 Dios por sus pecados y apagar su justa ira, asi tambien es insuficiente para ponde- rar dignamente el amor que Jesucristo nos_ tiene: porque aquella caridad, que despide tantas luces en el sacrificio que hizo de si mismo en el ara de la cruz, se manifiesta de un modo nueyo en la institu- cion de la Eucaristia, en la cual han de renovar ca- da dia los sacerdotes de la nueva ley de una manera a 4 Hebr. cap. 12. v. 24.
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