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<< 8B ie que cuanto bueno hacemos, lo hacemos por la virtud y méritos de su Hijo! Sin los auxilios de este media- dor celestial, aunque ofreciéramos 4 Dios todos los bienes de este mundo y aun nuestra propia vida, ningun mérito hallariamos en presencia de aquel, 4 quien solo es acepto el sacrificio que se hace con humildad, reconociendo que nada podemos por noso- tros mismos, sino que toda suficiencia nos viene de Dios. : Lienos de estos sentimientos que la fe nos inspira, presentémonos cada dia delante del Seiior, diciéndole con el Profeta: 6 Sefior, vos sois nuestro a Dios, y no necesitais de nuestros bienes. : ;Qué os podremos ofrecer para daros gracias por tantos favo- res como nos haceis, cuando todo lo que hay en este mundo no es nada comparado con vos? Mas, ya que [ nos disteis 4 vuestro Hijo para que se hiciese victi- ma de salud por nosotros, os lo ofrecemos para daros gracias por este favor inestimable, y para que por medio de él nos vengan vuestras bendiciones. = PUNTO SEGUNDO. {Qué deseo tan ardiente abrigaBa el corazon de Jesucristo de llegar 4 aquella sagrada cena, en la cual tenia decretado instituir el sacramento de la Eucaristia! Con bautismo es menester que yo sea bau- tizado, decia el amable Jesus, y gedémo me a I hasta que se cumpla? s El porqué de esta 4nsia del corazon divino era un secreto, que reservaba para el momento de su inminente pasion; pues nas 86 senté 4 celebrar la dltima cena, dijo 4 sus discipulos 1 Cor. cap. 3. v. 5.—? Psalm. 15. v. 2.—* Luc. cap. 12 v. 50.
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