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ee a DESPUES DE LA COMUNION. : Del sacrificio de alabanza y bendicion de la , sagrada Eucaristia. Este es mi hijo amado, en quien me he complacido. tap. 3.7. 17. PUNTO PRIMERO. Es cierto é indudable que no pasa el mas leve momento de tiempo, sin que Dios dispense al hombre beneficios sin nfimero, siendo estos de tanto valor, ue nadie sino el mismo dador los puede estimar ente. Y no es menos cierto, que jamds tendr4 el hombre fuerza suficiente en si mismo para dar gracias al Sefior por los favores que le hace: pues para que sus homenages de gratitud sean aceptos al cielo, han de tener su principio en los auxilios sobre- naturales, que exciten y prevengan nucitra voluntad, ~y la acompafien en toda obra . ¥ ni aun asi agg anquear nuestras oraciones¢ yacio in- ito que separa al hombre de Dios, si ademfs de derramar en presencia suya nuestros afectos y de- seos, no tuviéramos como en efecto tenemos un me- diador, el cual al paso que fomenta en nuestros cora- zones las aspiraciones santas, recoge estos mismos sentimientos de piadoso agradecimiento, y los eleva al acatamiento de su Padre celestial para que este los acepte. jAh! Todos los beneficios que Dios nos hace son grandes: pero es verdaderamente inefable el que nos ys
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