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— cuantas veces es ofrecido. Considera por tanto con ué solicitud debes retratar en ti mismo las virtudes de esta victima divina, para que no desdiga de la santidad infinita el altar en que has de ofrecer & Dios u propio Hijo cuando lo recibes en tu pecho. Es este altar tu propio corazon que debe ser un tem- lo del Espiritu Santo, del cual has de desterrar bank el polvo de la habitacion terrestre, huyendo no solo de las culpas graves, sino aun de las leves co- metidas con advertencia. Es verdad, que mientras estemos vestidos de esta carne miserable, no nos ve- remos libres de nuestra fragilidad: mas, supuesto que con la gracia de Jesucristo lo podemos todo, y sa- biendo que muchos hombres nos han precedido, que hubieran dado su vida antes que cometer con adver- tencia una culpa leve, ;porqué no haremos lo posible para imitarlos? O amorosisimo Jesus, teniendo como tengo la dicha de recibiros dentro de mi pecho, mi conversacion no debiera ser en la tierra, sino en él cielo, de donde vos venis cada vez que os recibo. Dadme gracia, 6 Dios mio, para detestar aun la mas leve ofensa de vuestra santidad infinita, y yo os pro- meto no perpetrar accion alguna, que sea de vuestro desagrado. PUNTO SEGUNDO. -Cuanta sea la santidad y dignidad del sacrificio que instituy6 Jesucristo, y cuan plenamente se com- plazea en él el Eterno Padre, lo demuestran 4 las claras las palabras que él le dirigié al tomar la na- turaleza humana, en la cual iba 4 redimir el mundo. Wo quisistes, le dice, sacrificio y ofrenda; mas me apro- piastes el cuerpo: no te agradaron holoedustos por el