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om. ieee es espiritu y verdad, en espiritu y verdad quiere ser adorado, ofreciéndole un alma pura y un corazon sincero, y erigiéndole dentro de este un altar cual conviene al Dios vivo, no andando ya buscando como en otros tiempos lo hicieran algunos justos, el alto monte, 6 la escarpada cumbre, para quemar el incienso, y ofrecer el sacrificio. 1 ~ Esta adoracion en espiritu y verdad nos la ha proporcionado Dios mismo en la Eucaristia, pues al instituirla Jesucristo desterré para siempre las figu- ras y simbolos en que él mismo se habia manifestodo 4 los patriarcas, y establecié el sacrificio de su cuer- po y sangre donde todo es verdad y realidad. Hasta que la humanidad no tuvo esta oblacion sagrada, ningun sacrificio tenia el valor digno del Dios de santidad infinita, ni el sacerdote que lo ofrecia era tan santo cual convenia: porque al entrar el sucesor de Aaron una vez al ajio en el santuario llevando la sangre de la victima, se confesaba pecador y reo ante el acatamiento divino, ofrecia aaah onape por sus pecados y por los del pueblo. * Y jcémo de- jaria de rogar por si mismo, cuando sabia que habia sido concebido en iniquidad, y que habia venido al mundo en pecado? s ;Cémo no lloraria amargamente por sus culpas, ae le constaba que aun el justo cae al dia siete veces? « Pero, ;O bondad infinita de Jesucristo! Nada de esto puede acaecer en la obla- cion del sacrificio que él nos ha dejado, porque el sacerdote y la victima son una misma cosa: y como su santidad es infinita, es tambien infinita ee que Dios recibe, é infinito el honor que se ledé, ' Div. Aug. in. Cat. aur. Div. Thom. ad. cap. 4. Joan.—? Hebr. cap. 9. v. 7.—® Salm. 50. v. 7,—4 Prov. cap. 24, v. 16. yy
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