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aes ‘ niendo su ira en su misericordia, por ser aceptisimo 4 sus ojos este sacrificio: pues por grande que sea la malicia de los pecadores, es infinitamente mayor la oria que Dios recibe en esta oblacion, que i in- Jjurias que le hacen los malvados. Porque las accio- nes de los hombres son siempre limitadas, y la malicia de sus crimenes no es infinita sino por cuanto es infi- nita la santidad de Dios, 4 quien ultrajan: mas el mé- rito de las acciones de esta ofrenda es esencialmente infinito, por provenir del Hijo de.Dios, que se hizo victima de nial por los pecados del mundo. Todo el érden moral del universo consiste en que las criaturas racionales glorifiquen 4 Dios en todas sus obras: y mientras aquel esté en pié, el resultado inme- diato para estas es su propia felicidad; porque siendo Dios esencialmente feliz en si mismo, y habiéndonos sacado de la nada, al mandarnos que lo amemos so- bre'todas las cosas, no tiene mas objeto que mantener la gloria increada de su naturaleza divina, y propor- cionarnos 4 nosotros una dicha temporal y eterna. Mas una vez destruido aquel érden de armonfa entre Dios y el hombre por el pecado, jamés hubiéramos ee honrar dignamente al Seijior, si Jesucristo no ubiese ofrecido una vez este sacrificio, y no se hu- biese dignado mandarnos que lo ofreciéramos cada dia: porque en é1 se da sin cesar gloria 4 Dios en las alturas, y por él se afirma y ratifica la paz entre el cielo y la tierra, uniéndose los habitantes de este va- He de lagrimas con los moradores de la patria celes- tial para alabar 4 Dios en su Hijo, y estrecharse por medio de él en un vineulo inefable de caridad, que oan cosa de este mundo puede _— ontempla alma cristiana, la grandeza de este

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