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, wove’ DB ste ofrecerle el incienso de las oraciones del pueblo, era todo de oro purisimo, y no quiso Dios que constase sino de una materia incorruptible, i de otra de gran valor. ;Qué constancia en el amor divino, qué pureza de vida, qué acrisolamiento de caridad no has de te- ner t&, para ser un altar digno derecibir 4 esta victima divina! O Dios mio, jancedabrenepinetiin apagar el fuego de vuestra indignacion que he encen- dido con mis pecados, si con tanta misericordia y cle- mencia no me hubiéseis dado esta victima sagrada. Lleno estoy, Sefior, de confusion y no me atrevo 4 levantar mis ojos al cielo, por haberos ofendido tan- tas veces: pero mirad al rostro de vuestro ungido, en uien creo que est4 mi salvacion, y por quien espero aie. D Jesus mio, ya que me habeis lavado con la sangre que derramasteis con tanta liberalidad, dadme vuestra gracia para ser santo é inmaculado en caridad. ' Amen. PUNTO SEGUNDO. No solamente instituyé Jesucristo el sacramento de. la Eucaristia con el fin de proporcionarnos en é1 el. alimento de nuestras almas, sino tambien para que su iglesia santa pudiese ofrecer 4 Dios cada dia un sa- crificio, con el cual confesase dignamente el dominio supremo de Dios sobre todos las criaturas, y los hom- bres protestasen su nada en presencia deb altisimo. Por lo que, aunque sean innumerables las maldades we se cometen en el mundo cada dia, y cada una de tenga una malicia infinita por ir dirigidas, odas. contra la santidad infinita, Dios no dispara contra la humanidad los rayos de su justa indignacion conte- 2 Po. 83.-¥. 10. ‘ yy canoe senna enaa

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