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— 324 — tos les dié los siguientes, diciéndoles: tened cenidos vuestros lomos,y antorchas encendidas en vuestras ma- nos: 1 y con esto significé, no solo la presteza con que hemos de servir al Sefior, teniendo siempre la antorcha de la fe encendida en el éleo de la caridad, sino tambien la constancia con que hemos de coartar con la mortificacion de la carne los movimientos de la lujuria, si queremos que brille en nuestras accio- nes aquella luz, que sirve de edificacion 4 nuestros préjimos. - ;Ah! La vida de aquellos que por el san- ‘to bautismo se han revestido de Cristo, se ha de dife- renciar de la de los demas hombres por la pureza de sus acciones y por la fuga de las palabras y conver— saciones malas, que corrompen las buenas costum- bres. » Y si esta inocencia de vida es tan necesaria, para que en nuestra sociedad con los hombres no desmintamos la profesion que hacemos de cristianos, jcudnto mas lo serA para entrar en consorcio con Je- sucristo, y unirse con él en la Eucaristia? Es Jesucristo la hermosura infinita: es hermosa su humildad y su mansedumbre: hermosa es su pacien- cia y su resignacion: pero, entre tantas hermosuras como tiene, sobresalen la pureza y la virginidad, por que es Hijo de un Padre sin madre en la generacion eterna, y de una madre sin padre en la temporal.; Ah! Todas estas bellezas encierra la Eucaristia, la cual por contenerlas todas viene 4 ser por excelencia la hermosura de las hermosuras de Cristo, pues de ella habla el profeta cuando dice estas palabras: geudl es lo bueno de él, y cudl es lo hermoso de él, sino el trigo de los escogidos, y el vino, que engendra virgenes? « 4 Lue. cap. 12. v. 35. —? Div. Greg. Hom. 13. in Ev. — * 1% Cor. cap. 15. v..33.—* Zachar. cap. 9. v. 17. s Sau eeOE oa ¢ s

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