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— 3ll — reclinar su cabeza. ' Grande fué esta dignacion por cierto, pues por ennoblecer la pobreza, que era teni- da entre los hombrés por cosa vil y vitupera- ble, quiso Jesucristo vivir en este mundo como los pobres: pero es todavia mas admirable su dignacion al encerrarse en la Eucaristia, pues determiné con- tinuar viviendo en la tierra desposado siempre con la pobreza, no obstante que habia de subir, como su- bid, al cielo, donde reina con gloria sentado 4 la diestra de su Padre. ,Qué mayor pobreza puede darse que la de redu- cirse el rey de los cielos 4 vivir oculto bajo los acei- dentes, del pan y del vino, y encerrado en un sagra- rio? ;,Qué son los altares,en los cuales resplandece el oro mas fino, y deslumbran la vista las piedras mas exquisitas, comparados con el alcdzar de los cielos que hizo para su habitacion el Altisimo? ;Qué tienen que yer el templo mas hermoso de la tierra, y el sagrario mas rico del mundo, donde se encierra el Hijo de Dios, con aquella amplitud inmensurable del firmamento, que aun es pequefia para su inmensidad? Cuanto vemos en este mundo no es nada comparado con las grandezas del palacio, donde Dios habita: pues millares de millares le sirven, y millones estén en pié en su presencia, 2 teniendo todos arpas de oro en sus manos, y canténdole un himno mas sonoro que el ruido de cien rios que se precipitan juntos de altos moutes. s ;Qué son al lado de tanta gloria y riqueza todas las grandezas juntas, que ha habido ni puede haber en la tierra? abita Jesus en el cielo en trono de luz inaccesi- 1 Math. crp. 8. y. 20.—* Dan. cap. 7. v. 10.—% Apoc. cap. 14. v. 2. 20

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