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sete, SE se porque no le alcanzardn las fuerzas: solo compete4 la virtud infinita de Dios el socorrer 4 todos sin que el amor se divida, ni las fuerzas se aminoren; porque la compasion del hombre es cerca de su préjimo: mas la misericordia de Dios es obre toda la carne. 1 Nadie se encuentra por tanto excluido de la bondad y be- nignidad de Jesucristo, pues nose quedé con noso- tros en la Eucaristia, sino para continuar ejerciendo los mismos oficios de caridad, que practicé cuando vivié entre los hombres en carne mortal. ;Ah! Cudn- tos, que fueron anteriormente grandes pecadores, des- pues de haberse sentado 4 esta mesa, vivieron como angeles, y fueron grandes santos! ;A cudntos no ha traido 4 si, y atrae Jesucristo cada dia desde este au- gusto sacramento de su amor! Y ;dénde estaria mi alma, si Jesus no la hubiere mirado con amor y be- _nignidad? O duleisimo Jesus, confieso que soy el ma- _ de todos los pecadores, y no temo que toda la 1umanidad sepa en el Gltimo dia mis pecados: pues con tal que sepa tambien que me he arrepentido de ellos, veré que me he salvado por vuestra infinita bondad, y serA tanto mayor vuestra gloria, cuanto mi salvacion era mas dificil. Dadme, Seiior, la gra- cia de la perseverancia, para que yo vea lleno de ale- gria imperecedera este dia de gloria y de triunfo de vuestra misericordia. PUNTO SEGUNDO. * Asi como la bondad y la longanimidad de Jesu- cristo en la Eucaristia nos abren un camino anchuro- 80 y seguro para conseguir nuestra salyacion, asi » Becli. cap. 18. ¥. 12.
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